Para cambiar, hay que querer cambiar.
A todos nos gusta mucho la comodidad. Nos quejamos y nos lamentamos, pero hacemos poco o nada por cambiar. Para cambiar, hay que querer cambiar. Luego, saber que se puede y luego poder cambiar. Y después, al cambiar, hay que aceptar los cambios, ya que cuando uno cambia, es otro ser. propios límites, con sus enfermedades, con su ambiente social y cultural, por eso todos tenemos miedo-pánico a cambiar. El Yo se destroza... pero luego renace un ser más fuerte. Mejor malo conocido que bueno por conocer, dice un refrán popular que todos inconscientemente aplicamos a nuestras vidas. |
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